La edad y otros factores pueden afectar de manera importante las funciones de múltiples órganos y la calidad de vida. La testosterona juega un papel crucial en el desarrollo y mantenimiento de las funciones sexuales y reproductivas del hombre. Niveles bajos de testosterona durante el desarrollo fetal, pueden resultar en alteraciones congénitas del tracto reproductor masculino. Posteriormente, durante la vida, puede ser causa de infertilidad, disfunción sexual, disminución de la masa muscular (sarcopenia) y mineralización de los huesos (osteoporosis), alteraciones en el metabolismo de los lípidos (colesterol y triglicéridos), y disminución cognitiva (concentración, memoria, inteligencia). Los niveles de testosterona disminuyen como parte del proceso normal de envejecimiento, por tanto, sus síntomas pueden ser considerados como normales en la vejez, aunque no es una regla, ni tampoco tenemos que resignarnos a esto.
Los niveles bajos de testosterona también pueden estar asociados a diversas enfermedades crónicas, y los pacientes sintomáticos se pueden beneficiar del tratamiento sustitutivo con testosterona.
Se ha reportado que la testosterona disminuye anualmente en promedio de 0.4 a 2%, especialmente después de los 45 años. La incidencia de hipogonadismo en hombres de edad media llega al 6%, y es más frecuente en hombres de mayor edad, obesos, y aquellos con otras enfermedades crónicas que condicionan un estado de mala salud general.